Intestino, el único YO

Llevamos la sabiduría evolutiva ambiental en nuestro intestino.

La epigenética tiene forma procariota.

El núcleo eucariaótico hace de falso yo.

El it-kósmico encarna como yo-tester en el hígado que fluye por la sangre.

Sí, el corazón es el egomotor, el que bombea la vida.

Veras que lo complejo se construye abajo.

El tonto de arriba se abre en un paréntesis y solo tiene que mirar para abajo para ver lo que sube.

Sí, la info fluye down-up, el No Ser medita con yogas egóicos para soñar con el dominio vanidoso up-down.

Y digo down-up pues parece que estamos de pie. Aunque al dormir, todo la dirección privilegiada se trastoca.

Primero, no nos quememos, los linfocitos alertan de los peligros inmediatos del ahora y actúan prestos en caso de incendio por agresión ambiental. Coño! , hay una afuera, el despertar del núcleo. El miedo a salir de la zona de confort.

El ambiente nos presiona para correr o escondernos, las suprarenales adrenalizan o no, y así desarrollamos una respuesta que se graba en la epigenética intestinal , un motor emocional que muchos memorizan como sentimiento cortical en vez de que el vagal transporte up la raw emotion.

Siguiendo la ruta, el sacral es el último, no se entiende bien lo de la respuesta sacral como autoridad, pues el camino marca la jerarquía de las respuestas. Quizá provenga de lo mitocondrial, sea celular antes que orgánico.

El falso Yo cortical es una marioneta del Yo epigenétcio en forma de biota intestinal, siderurgía homeostática que en forma de perlas de serotonina armoniza la paz y la felicidad corporal.

El yo nuclear debe aprender a obedecer al Yo intestinal pues es evolutivamente sabio y comparte adn, a lo Rudd way es sinérgico, sintético,sinarquico,sintrópico y synthinlikng, el ritmo circadiano cardiaco serotoniano.

Sí, la felicidad es un sinfonía intestinal y el vagal el director de orquesta para que el niño tonto cortical de la escuela de música de primaria aprenda el improstyle de la vida homeostática.

Luego ya si eso show up…

©Alf Gauna, 2024

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