Los Paraguas de Cherburgo

Sí, el motor emocional puede entender la bioquímica de la Ternura desde los “Paraguas de Cherburgo” al “Último Tango en Paris”.

La moral es el domador del caballo desbocado de la individualidad.

El SuperYo dando por culo.

El Yo lucha como puede para templar las gaitas entre el ello y esos “superellos” que juzgan tus conductas, al final, ese yo acaba desplegando un ego con sombras victimistas o narcisistas.

You know, la bioquímica es cómo es y la Ternura es un viaje vibracional en el tiempo.

No, no me vale el espectro en frecuencias de la conciencia pues siento que es un amplitud de banda cognitiva, muy a lo de la fibra óptica. En un mayor ancho de banda más cantidad de señales y más velocidad de despertar.

Cómo si al principio fuéramos el simple cablecito de cobre a lo Morse con su tics y tacs hasta los entrelazamientos moleculares cuasiinfintos de la computación cuántica.

Desde la ternura a lo Chopin al supuesto tierno nazismo Wagneriano.

Odios y amores. Eros y Tánatos. Fobias y Filias. Dolores y Placeres.

No, no es digital. No, no es cero ni unos.

Es un onda con múltiples frecuencias y amplitudes que cabe en tu ancho de banda o no.

La motivación cognitiva es el que recablea tu ser desde el telégrafo a lo cuántico.

La epigenética y la neurogénesis son las herramientas que elevan la capacidad de computación a nivel celular.

Cuando dejamos que nuestro corazón y nuestra respiración lata en la libertad de nuestro ser..nos convertimos en Hulks de vida.

El sistema hormonal fluye sin cortapisas ni egoicas ni superyoicas, un simple yo observa y transduce emitiendo lo filtrado para establecer puentes fractales.

El trasiego trillonario de neutrinos que nos atraviesan a cada instante necesitan de tu despertar para lograr la mutación.

En ese entonces, la Ternura no significa nada, lo significa todo.

La resonancia fractaliza en materia.

La disonancia, abre espacios de energía oscura o, quizá , why not, de materia oscura.

©Alf Gauna, 2023

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