Yo soy yo y mi circunstancia

Tenía las obras completas de Ortega, pero alguien me las robó.

Sí, literal.

Expresaba así el filósofo español que la vida se compone del Yo y de su entorno, ese espacio, ese ambiente, que realmente nos corresponde. Por lo visto se basaba en una anécdota del filósofo griego Heráclito que un día que estaba cocinando llegaron sus discípulos que azorados por verle en las tareas domésticas no se atrevían a entrar y él les dijo: “Pasad aquí, pues también están los dioses”.

Dar significado a ese medio nos salva de las circunstancias. Dar voz, poner palabras al silencio que nos rodea. Despertar a que ese entorno es alguien que tiene contenido.

Completaba Don José: “Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.”

El dasein de Heiderger despertó mi angustia.

La angustia de que hay que existir, que el ser sin la circunstancia es metafísica,

La filosofía es un juego para evitar la existencia. Todo lo intelectual lo es.

Hay filósofos existencialistas cristianos, escépticos y ateos. Otra pirueta mental.

Cuando el universo habla, la filosofía y la religión mueren.

No queda sitio para dios.

Cuando la Kosmología recibida describe la kosmogonia, la metafísica y la psicología carecen de sentido, sólo son un artificio de mentes que soslayan la existencia.

La física fractal evoluciona en busca de ese espacio, de esa memoria con forma que cognitiviza o cognitivizará.

Hay una dirección kósmica a la que pocos pueden acceder. Un lugar donde habitan aquellos que no están lastrados por la carga energética. Aquellos que no existen hasta que la función de onda de su ser es reconocida y puede colapsar.

Daseines potenciales que guían la dirección fractal del flujo evolutivo energético que construye la forma cognitiva.

Seres angélicales, maestros ascendidos que desde el olimpo de la nada, esperan para que los proclames para encarnar en tu GPS nodal.

Sí, para dar contenido a la circunstancia de Don José que salvará tu culo,

©Alf Gauna, 2024

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