Inferno

El profesor Langdon, un indiana Jones mas intelectual, busca “inferno”.

Inferno es una arma apocalíptica diseñada por un villano malvado del lado oscuro que obsesionado con Dante se le ha metido en la cabeza de que sobramos la mitad de los humanos que poblamos este planeta.

Ya no sé si llamar a este planeta Tierra o Gaia a lo Lovelock.

Pero, oye, no porque no sea un ser vivo, que lo es, sino porque parece un cementerio.

Decía Ra que para el último cuarto de siglo no haría falta armas pues la autodestruciión de población sería algo natural, simple homeostasis gáyica.

No sé, escribo desde el infierno.

Soy Constantine , exorcista tortuoso que, metido en la bañera busca respuestas para mi amada, en las calles del averno.

La biología es , era quizá ya, una etapa kósmica, biosfera, para desarrollar un sistema físico cognitivo viable para que el bebecito universal pudiera recibir su tercer cristal de personalidad, el verdadero.

El problema es que la noosfera ha cobrado vida propia en un astral cuántico new age que se ha convertido en ese inferno, ese arma ejecutora que mediante homogeneización y condicionamiento mutila la cognitividad corporal.

Aclaremos lo obtuso.

La psicología no existe, la supuesta personalidad tampoco.

Somos protones, entes físicos, agujero negros de un uno bobo dormido, encapsulados en liminalidades, que evolucionan en átomos y moléculas y que mediante la química de la relación (electrón) y la fuerza débil de la cognición (neutrino) diseñan estructuras de apercibimiento.

El malo de Inferno no tiene que desarrollar ningún arma, la mente y el tiempo es suficiente para la autodestrucción.

¿Qué es la vida? ¿Tiene sentido? ¿Es necesario? ¿Hay intención?

Ser nihilista, pesimista kósmico, es otro engaño como lo de ser optimista guay.

Lo que pasa es que hay que equilibrar la tontería positivista.

Hay que ser cenizo para llegar a la homeostasis del realismo.

Hay mucho tópico de como el cielo en la tierra, como es arriba es abajo.

Me paso las leyes herméticas por el forro.

Joder no hay ni arriba ni abajo, ni el puto cielo ni la puta tierra.

Solo el infierno de un agujero negro que con el calor de la entropía evoluciona a lares más fríos en un espacio ubicuo, huyendo de tanto calor.

Coño!

©Alf Gauna, 2024

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