Seducción

La inocencia,

seduce.

La pureza,

también.

El deseo

es hambre.

Tengo

hambre

de ti.

Eres una

Gymnopédie

de Satie.

Una tranquila

turbulencia

que seduce,

que amansa

al lobo estepario,

despertando

el aroma

confuso

de su Ser.

La vulnerabilidad

seduce.

La empatía,

también.

Día

a día

coloreamos

de turquesa

el amor,

la acuarela

de nuestro

encuentro.

Tu mirada

seduce,

tu sonrisa,

también.

Tu voz

seduce,

tu cuello,

también.

Tus labios,

seducen,

tu lengua

entona

salmos

de deseo

y de terciopelo.

Nunca

seduzco,

acepto

sumiso

vibrar

al son

de tus

células.

Adoración

cuántica

en un espacio

ubicuo,

en un tiempo

marchito

de segundos.

Rendido,

viajo

a tu encuentro,

necesito

respirar.

Contar cada

mechón de

tu cabello.

Número

infinito,

excusa

eterna

de cercanía.

Pizpiretas

lagrimas

de deseo

y de pasión

emergen

en mi piel.

Al fondo,

repican

las campanas.

Tocan

a misa,

orgasmo

de comunión,

de cuerpo

y de sangre.

(c) Alf Gauna, 2024

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