Estoy raro.
Está entrando una información, da igual por donde y desde donde.
Todo es ubicuo y sincrónico.
Me hablan de ese concepto confuso que es el amor.
Me piden que al igual que rompí con la palabra amistad, rompa con la del amor.
Las palabras tienen color. Son un arcoíris polisémicos.
El uso desde tanta baja frecuencia , vilipendia.
A veces solo queda el silencio de la presencia para definir sin lenguaje.
El interespacio entre notas, allí donde se hace presente los sonidos del universo.
La vibración del océano espacial, las ondas gravitacionales primigenias.
La esencia óntica que nos une antes de la gnoseología que nos separa.
Escribo para silenciar lo sonoro que nos divide.
Soslayar el gap consciente que modula la laringe.
La voz solo suena cuando te sumerges en el silencio de la mar que nos une.
La intimidad que se transparenta del ego.
Ese “deja vu” , ese viaje del héroe, ese retorno a casa, donde lo herido muere, y el lenguaje no connota recuerdos temporales.
Allí el amor muere, en la fusión del no dos.
Allí donde el amor muta de experiencia biológica a óntica kósmica.
Allí donde un beso y una lengua se transforman en coito eterno.
Allí donde tu y yo, mi amor, nos diluimos en la nada nihilista del todo.
El universo de la caricia infinita, eterna.
©Alf Gauna, 2024