Da un poco igual lo que queramos.
Entiéndeme, tampoco se si hay alguien ahí, pero bueno tu ya sabes, pura licencia del lenguaje, cuando digo que da igual es que nuestra mente puede querer muchas cosas pero que la vida al final es la que decide.
Claro, entre la religión, la educación y ahora el dogma de las redes, con sus ejemplos de supuesto éxito, nos presionan a poder.
Es complicado a nivel de lenguaje para muchos comprender eso de la volición, el poder de ir a por algo con determinación pero sin el sobreesfuerzo energético por demostrar.
El DH no ayuda con su mierda de lenguaje, ya sabes ego definido o sin definir, incluso llamándole centro del corazón para terminar de joderlo.
El libre albedrío o el determinismo son las otras milongas que nos marean.
Yo tengo un centro del ego definido y un G muy potente. Y ni hago por ir y ni se adonde voy.
No , no me vengas con lo fácil eso de que eres emocional. Otra milonga.
La mayor trampa del DH es la toma de decisiones.
Sí, sentir que hay alguien que decide.
No, no hay nadie quien decida ni Musk.
Como decía mi estrella favorita del frikismo desagradable, U.G:
“You see nothing”
Algo muy diferente a decir you are nothing.
Nassim con su teoría de que somos agujeros negros y que el vació te acompañe dice eso de:

Vamos que siempre hay algo , aunque no lo veamos.
Pues nada, entre eso de si hay algo o si no hay nada esta el asunto.
Realmente todo se reduce a que quizá haya algo pero no lo vemos. Pero vivimos con eso de que si no lo vemos no hay nada o algunos, con fe, que no necesitan ver y les da igual que no haya nada o todo, pues siempre esta dios.
Todo, al final, es cuestión de electrones y de frecuencia que son los que nos hacen ver o no ver.
Sí, los quarks giran muy rápido no los vemos, las galaxias muy lentas, para nuestra frecuencia de giro electrónica, deberíamos ver que son circulares pero su frecuencia nos la hacen ver desparramadas.
Sí hay reinos de frecuencia, de octavas. Nosotros estamos en el centro del Uroboros de frecuencia para ver la película pero realmente no hay que decidir nada.
La esencia es que nuestro cuerpo como sensor kósmico sea estable con el entorno para poder filtrar la información. Esto se llama homeostasis, equilibrio que se mantiene a través de la información que intercambia la liminalidad que nos separa de lo de afuera.
Afuera suceden cosas fuera de nuestro control. En 2020, 7 añitos antes de la mutación, la pandemia sirvió de advertencia, nos confirmo que la mente no es la vida.
Si haces un zoom kosmológico veras lo mismo con distintas complejidades. Un conglomerado estocástico de protones que interactuan que se convierten en elementos que se unen en moléculas y estas en células que se organizan en órganos que se comunican creando sistemas de sistemas cuyo secreto es despertar a que el sueño de lo individual es un feddback de lo múltiple y no un propósito particular.
La vida es la estocástica ubicua de la relación.
Observa, siente, ama tu existencia, preservarla y veras que lo que hay para ti llegará sin decidir.
Sí, aunque a tu mente no le guste un pelo y te toque las pelotas u ovarios.
©Alf Gauna, 2024