Unforgiven

Sin dolor,

emerge

una extraña

claridad.

Matices

sin sangre.

Filigranas

kósmicas

de suaves

deseos.

Lo turbulento

se viste

de un

prada

celestial

preturquesa.

Un coito

entre

dios

y el diablo

que engendra

querubines

humanos

que balbucean

en sanscrito

guturalidades

onomatopéyicas

en octavas

orgásmicas.

San Pedro

muestra las

llaves

de la StarGate

y con su índice

🖕

dice

aquí no entrarás.

Quédate

en ese

puto

purgatorio

de la culpa,

ese limbo

morboso

del

si

pero

no.

Callate

cabrón

que solo eres

un puto “sereno”

que abre puertas

y que nunca entraras

ni en el cielo

ni el infierno.

Al menos

en el purgatorio

la culpa

nutre

el placer

morboso

del instante.

Lo eterno

es un mañana

que nunca

llega.

Un espacio

que

quizá,

y los

quizás

se diluyen

en la

mente

del cuando.

Eterno

día de la marmota

que procastrina

el amor

inevitable.

Sí,

la culpa

no puede

con la verdad

de lo que es

sentido.

Maybe

la separatividad

regida

por el

devenir

vital.

Pero,

ya tu

sabes,

siempre

nos quedará

el Paris

del Irish

Pub,

ese

ubicuo

unforgiven.

©Alf Gauna, 2024

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