Cogito ergo sum, decía el Descartés.
Eso de “pienso luego existo” , aunque lo literal sería , “pienso luego soy”.
Todo muy racional , muy de neocortex, muy del principio de la Cruz de la Planificación (1610-2027) y de la emergencia de la ciencia.
Digamos la edad dorada de lo estratégico , de la técnica, de dominar Gaya.
En 1781 esos mismos científicos racionales descubren Urano y se produce una mutación en la matriz de 7 centros que hasta entonces rulaba nuestro cuerpo gráfico energético.
Se abre un período apasionante donde lo de conseguir y conquistar muta a una simple necesidad de recibir data de manera cognitivamente plena.
No hay que conseguir, nadie quiere nada de nosotros salvo que dejemos a nuestro cuerpo ser un sensor kósmico que da feedback a la evolución cognitiva.
Sí, antes había un dislocación entre ser y existir, ahora simplemente se soslaya.
Sí, era una milonga egóica que utilizaba la evolución para distinguir lo in de lo out.
El Dasein muere en 2027.
Aceptemos con humildad.
No hay nadie dentro de nosotros.
Somos nosotros.
El sueño del vacío echo carne por serendipia para cognoscere.
Siento luego existo es vanidad, ni siento luego soy.
Sentiré ergo nos sumus, siento luego somos.
El feedback evolutivo para el cognoscere.
©Alf Gauna, 2024
Alf Gauna 