Portafolio Emocional

No tengo muy claro que la gente entienda lo que es permitir-se sentir las emociones.

En esta época de gestión emocional, donde se batalla por su control, abogo por el descontrol.

Olvidate de esa milonga del plexo definido o sin definir.

Ni me vengas con la mecánica del 36-35 y del programa.

El programa es gilipollas.

Ni puto caso.

La emoción es el motor humano.

Lo dice la física de la rotación encarnada.

Encarnada en la química de la bioquimica de la relación.

La serpiente mamifera que se humaniza cuando la mente permite la cognición del cuerpo.

La muerte controladora del ego en pos del ello kósmico.

Sí, el ello físico que encarna en la química del eros y el tanatos y que un supuesto yo vilipendia dia a día por conseguir lo imposible, el control de la flecha de la vida.

Vivir con pasión, permitir que la Luna transite todo el horóscopo del firmamento, sin miedo a morir.

Disfruta de tu Luna en Aries o en Escorpio sin miedo.

Sí,vas a morir.

Sabes?

Yo, al menos, moriré con las botas puestas de sentir el infinito portafolio kosmico de emociones que la experiencia de la vida trae.

Más allá del bien y del mal, del placer o del dolor, más allá del “conseguir”, en la simple receptividad que altera la bioquimica del deseo.

La necesidad de lo morboso como kósmico atractor que desordena el orden.

Viva la entropia que destruye el orden y trae la crisis que nos lleva a la mutante emergencia de nuevas emociones, un progreso sin mente.

Si, vivamos el carbono al menos hasta que la silica mate el sentir o el meteorito apocaliptico silencie la vida en Gaya.

Dejemos que nos invada la turbulenta crisis en las playas de islas lejanas viendo como a lo lejos se acerca ese tsunami de progreso que nos lleve hacia el país de nunca jamás.

Muerte al juego de patriotas, viva la revolución, el renacimiento del Morbo como motor que diluye lo anodino.

Siente la vida fluyendo por ltu sangre.

Polonesa multiorgásmica de pasiones insatisfechas en busca del arca perdida de lo que pudo haber sido y no fue o quizá sea, que más dá.

Sentir y morir.

Sí, nuestro único propósito.

© Alf Gauna, 2025

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