Lamo cada
mañana
tus sabanas
para rebañar
las células
caídas
de tu piel.
Aprovecho
que no hay
nadie en tu casa
para olisquear
cada esquina
en busca
de las feromonas
de tu ser
y reavivar
mi deseo
de seductor
insatisfecho.
Robo esa
taza de
café
donde
tus labios
se posan
como premio
de consolación
de cazador
fracasado.
Me tumbo
en tu sillón
y me tapo con
tu manta
como si tu cuerpo
se frotase
con el mio.
Adormecido
despierto
a 600 km
de distancia
y simplemente
mi piel
eyacula
sonetos
inconexos
sin rima
sin tacto
sin ti.
© Alf Gauna, 2025