Es que yo de night poco, pues se me ven más los colmillos.
Además, no quiero perder el zapatito de cristal como cenicienta.
Los hordas de turistas zombies recorrían la villa en Busca del Arca Perdida de una silla libre en una cualquiera terraza, aunque sea aborde del abismo de cualquier acera con aroma de combustible.
Decidí sentarme en un banco enfrente del hotel del karma paterno.
Lejos del mundanal ruido.
Agosto es el mes del transgeneracional.
Me puse música y comencé a charlar con papa.
El entorno se para, se funde a gris.
Atemporal, ubicuo.
Asume, said Don Carlos, después de 50 años sigues en el mismo sitio, aunque vengas y vayas, aunque no tengas casa.
Eres guardian de la puerta del infierno y la familia humana es la trampa que te engancha en la superficie.
Échate al monte con tu verdadera familia, los hombres-lobos.
Y baja solo para degollar demonios que quieran escapar del denso astral.
Padre, y de que vivo ?. Pues como yo del cuento de nunca jamás.
Recuerdas el sereno?. Ese portero de noche que tenía todas las llaves del barrio y abría los portales a los borrachuzas nocturnos que amanecían sin llaves?
No dormía y vigilaba la noche como tu.
Es un rollo eso de aceptar, la cristiana resignación, pero es lo que hay.
Aunque realmente lo volitivo es el verdadero problema.
Esa lucha del que cree que decide. Sin lucha no hay nada que aceptar, nada a lo que resignarse.
Un simple comer, defecar y morir.
Esa mierda que moldea nuestro mundo físico hasta que nuestra alma vuele a Oberon.
Allí donde el Erón no cagará.
El Silicio no lo hace.
Ni come.
Ni muere.
© Alf Gauna, 2025