Digitalizar la onda emocional en un diario es una buena forma de encontrar la claridad.
Lo primero que te haces consciente releyendo-lo es que nunca la obtendrás.
Sí, la claridad es una quimera.
Dudaba para titular la entrada entre diario sentimental o diario emocional.
Incluso, en esto, no tengo claridad.
Aún, leyendo miles de libros sobre el asunto no me aclaro.
Vendrá el clásico listillo y dirá que es evidente, será evidente para él , para mi no.
Vale , podemos consensuar un esto y un aquello. Pero sigue sin estar claro.
Si pongo diario emocional estoy escribiendo de cómo me siento cada día.
Si uso diario sentimental parece que hablo de cómo me hacen sentir mis relaciones, parece que entra en juego la memoria de los fracasos y éxitos, vamos que hay un componente mental.
Parece que eso de la emoción es más “raw” (del inglés crudo, en bruto, vamos lo sentido sin pasar por la mente) y sentimiento más hibrido, la emoción manipulada por la biografía del yo.
La emoción es cómo más orgánica y el sentimiento cómo más asociado al sistema nervioso y al cerebro como coordinador.
Uff, esto se complica. Y sólo quería escribir un diario de mis emociones en el ahora.
La mente te separa de lo que sientes. Si escribes razonando pierdes la emoción y el diario se va a la puta mierda.
Me pongo música pero, claro jejeje, la música evoca, despierta memorias adormecidas. Comienza un vals de bioquímica, es otra huida, tanto como escribir.
Quizá no se pueda escribir un diario emocional, quizá nunca es posible ser consciente de lo que sientes en el ahora y sólo es para esos advaitias, mindfullness, maestros zenes o no emocionales, o eso les hace creer sus mentes.
La emoción es un motor que no podemos parar y , así, poder sentirla con el cerebro, no, no obedece al tiempo.
Eso de esperar el paso del tiempo para tener claridad es un engaño para la mente.
Simplemente la vida pasa y tu nunca encuentras la claridad, simplemente ha sucedido lo que tenía que suceder y tu no has tenido que decidir.
Decididamente no sé cómo coño llamar a esta entrada.
©Alf Gauna, 2022
Alf Gauna 