Con 17 ocultaba
lo que sentía.
Con 60 nadie
quiere escucharlo.
Sentir no
tiene fronteras.
No tiene corsés.
Ni paradigmas
ni normas.
Sin dogmas
morales
la gente
tiembla.
De los pocos
que no tiemblan
hay que discriminar
los que espejan
sus heridas.
Si al final
encuentras
a alguien
y aguanta
el intenso
tsunami,
cuídalo.
Sólo se
puede pagar
con la Diners
Club
de la ternura,
Mi corazón muta
a terciopelo.
Un terciopelo
azul que solo
quiera
arropar.
Ser su airbag
de la vida.
Ese casco
de motorista
que amortigua
los golpes
de la injusticia.
Un pepito grillo
que susurra
no,
amor mio,
por aquí no.
Aplaudir
sus éxitos.
Acariciar
sus fracasos.
Velar por
su sueño
y sus sueños.
Cuidar con
suficiente
distancia
para que
el pajarillo
vuele en libertad.
Disfrutar con
su majestuoso
vuelo desde
la jaula
del boomer
reconocido
y querido.
Sin mas.
Bueno
quizá
un beso
de vez
en cuando,
un beso
como pacto
vinculante
de amor,
como
renovación
de votos
kósmicos
reencarnados.
©Alf Gauna, 2024