El infierno no tiene remedio.
Sólo hay que aceptarlo.
El purgatorio es algo distinto.
Pues te venden que hay esperanza.
Sí, que hay un posible tercer grado o, incluso, una libertad condicional.
Vienen estos chiquitos de la New Age con su cielo vital permanente y yo me quedo con cara de haba.
A mi los budistas no me van, tengo la vena castellana sadomasoquista de nuestra Teresita de Avila.
Pasamos del sufrimiento al orgasmo divino en un plis plas.
Sí, el dolor es místico y el silencio de su ausencia , unitivo.
Freud&cía o los de “todo es esperanza y positividad” me mirarían como un TEPT crónico, no se, quizá el problema es no aceptar la diversidad fractal de las encarnaciones.
No deja de ser una homogenización lo de “todo bueno” o lo de “todo malo”.
Yo acepto que haya encarnaciones guays y otras no tan guays o perras, al final es cuestión de la dualidad mental.
Es un motor , sin más, eso de lo emocional, placer, dolor. Todos la vivimos, algunos les toca más de una que de otra.
Es lo que hay.
No se puede decir eso que la vida es un infierno, tampoco un cielo, pues al final todas terminan igual.
En cambio eso de la vida es un purgatorio me resuena, you know mi POV.
Tampoco me va eso de lo del Karma, aunque la venda para comer.
Lo siento más como un laboratorio de pruebas donde se nos usa como de cobayas, aunque nosotros nos creamos las “ratitas presumidas”, dueñas de nuestra casita.
Bueno, todo suposiciones.
Ya sabes filosofías…
© Alf Gauna, 2025