Soy de cuevas.
Empezar así me quita lectores.
No hay problema.
No busco lectores.
Este blog es un diario.
Y un diario es algo personal.
Lo publico para engañar a mi vaguería de ego definido.
Otra palabreja que me quita lectores.
He integrado el lenguaje del Diseño Humano en mi vida: es otro idioma. Parecido al klingon de Star Trek.
Es un fractal.
Una línea de transmisión, no necesariamente de comunicación.
La gente no suele entender esto.
Hay una homogenización con esto de comunicar.
Un buen influencer debe transmitir su autoridad externa; poco importa el feedback. Dicen que sin él no hay comunicación.
Perfecto.
Con un dedito arriba is enough.
Mejor no conocer a quién pulsa el up finger.
Los comentarios, ni leerlos.
El problema es cuando entra la estrategia: ahí comienza la necesidad del ego de comunicar, recibir retroalimentación para conseguir adaptar el mensaje, gustar y ganar guita.
Ahí lo cosmológico receptivo muere y entra lo humano.
Oye, la fauna de variables es para eso: lo estratégico es humano; lo más receptivo, más rave.
Un tiburón necesita comunicar.
Un Alf, no. Absorbe, metaboliza y reemite. Abre fractal.
El estratégico no abre fractal: abre siervos que le sirvan para sus intereses.
Fundamental para la evolución y supervivencia de nuestra especie, para la conquista de nuestro entorno, de la Tierra: estratégico.
Etapa que finaliza.
El receptivo nutre, muta el condicionamiento del otro para que aclare su autoridad interna y pueda emitir una autoridad externa genuina, diferenciada, sin victimismos. Fundamental para la supervivencia de Gaia, la Tierra receptiva. Orgánica.
Etapa que se adviene.
Again.
Soy de cuevas.
Dejar la puerta abierta es peligroso. Tened más de una; más aún.
Toc, toc. ¿Quién es?
Asoma la patita por la puerta.
—Soy una linda ovejita.
Esas uñas…
Tu voz… suena grave…
Esa nariz…
Esas babas…
No, casi mejor pongo una puerta electrificada.
Sí.
Por si acaso.
© Alf Gauna, 2025