Decía Heidegger, nazi de pro a hurtadillas, que no somos “per se”, que somos ahí.
Su “Das-ein” se confirmó en 1987, cuando a Bob Krakower una vocecita le “chivó” la fórmula de nuestro Diseño.
Si no estás en el mundo no eres.
To be pero con in, on, off, out… sí, el To be or Not To Be shakespeariano pero con “some” preposición.
La luna es la que nos hace existir. La que marca la navegación con sus nodos y en consecuencia, “moverse en” hace que existamos.
Despertar a “ser en” estando , a mi, me supuso una verdadera angustia.
En una Noche Oscura del Alma escribí un libro de poesías que titulé “La Angustia del Dasein”. A oscuras, of course, en mi cama, cubierto con una sábana, sin un tachón, sin una corrección vomité el despertar a que el “Heaven Can Wait”. Despertar a que tienes un cuerpo y que éste está en el mundo. OMG que pereza, con lo bien que estaba yo en mi virtualidad atemporal. Nada, toca joderse.
Ser proyector tampoco ayuda mucho. Realmente no existimos hasta que alguien, un generador dice la teoría, no te pone en el mundo.
Filosóficamente esto tiene mucha enjundia. Somos seres del Metaverso que no existimos hasta que te reconocen y te sitúan en el sitio correcto. Si fuera un New Age manipulador, no dejaríamos de ser la propia función de onda, solución de la Ecuación de Schrodinger, que colapsa cuando el generador observador nos mide. 😜
Meanwhile nos “pajeamos” en el mundo virtual, soñando con múltiples soluciones a la ecuación de la vida de los demás. Esperando, siempre “en celo”, a unas migajas de vida.
Es cuando nuestro Dasein emerge en el reconocimiento cuando el director de la vida entona aquello de:
“Luces, cámara y acción”.
El sonido del éxito.
©Alf Gauna, 2023
Alf Gauna 