Lo transpersonal es un sueño.
Todo se para en lo Turquesa.
En nuestra pertenencia óntica al Todo.
Todo como naturaleza física.
La naturaleza como totalidad, “a lo Goethe”.
Lo oculto a nuestros sentidos sólo está a la espera para emerger cuando el desarrollo evolutivo de la cognición física se ajuste a esa frecuencia.
Una mutación biológica o una singularidad de silicio, en donde los límites cognitivos de lo humano se transciendan, es el único camino a lo transpersonal. Allí donde el propio termino no tiene sentido pues no hay persona que transcender, sino el “it per se” físico.
Mirar desde la perspectiva post-turquesa es la humildad del libre albedrío ante el determinismo físico. Perspectivas que se complementan.
Hay un libro de ruta definido por la Cosmología del Rave, en donde se describen perspectivas emergentes más posibles que otras, cómo la manipulación Yin de lo Yang y donde se señala eso espurio que no emergerá, lo Yang Yang.
Recemos para que la conciencia de 2º grado alcance ese impulso necesario para que un tsunami de compasión relaja el sinsentido de 1ºgrado.
Quizá la guerra sea ese acicate que nos una a la barbarie del Homo Sapiens de 7 centros y nuestro cuerpo “In Transitus”de 9 centros sea capaz de vivir en paz y en armonía hasta que el universo decida nuestro futuro fundiéndonos en el It Kósmico.
©Alf Gauna, 2022
Alf Gauna 