Cuando la milonga de la mente, de la personalidad, del No Ser, del condicionamiento, de la homogeneización y del ego se transcienden como mecanismo de decisión y el cuerpo habla, sólo queda mirar desde el útero de mama antes de salir al maia.
El DH nos da esa posibilidad identificando esas claves esenciales inconscientes en nuestras activaciones (en rojo) en el lado del Diseño.
Esas claves inconscientes que se tienen que expresar mediante esa manera consciente con la que nuestra personalidad define a nuestro ser holístico.
Miramos y hablamos con los ojos de nuestra personalidad, para eso se desarrolló nuestro neocortex, pero no hay que olvidar que sentimos y respondemos con todo nuestro cuerpo, cerebro incluido. No, el cerebro no manda solo, simplemente coordina lo inconsciente e intenta comunicar cuanto más cognitivamente mejor al gestor consciente.
Esto que es tan básico queda distorsionado la mayoría de las veces por la forma que hay a la hora de mostrar el DH a la gente. Mucha información que lleva a la mente. Sí, incluso la simplificación de la estrategia y de la autoridad estanca a la gente en la mente.
Hay que asumir que casi todos aprendemos a través del dolor y de las crisis de salud. Ya sé, vendrán los del pensamiento positivo que bla, bla, que no hay que sufrir y demás. Pero nuestro sistema nervioso de respuesta como seres biológicos se basa en la primacía de la homeostasis, no desviarse de nuestro equilbrio físico químico con el entorno. Motor evolutivo biológico. Punto.
El despertar de esas activaciones inconscientes se realiza a través de la potenciación de la cognición corporal, algo que en DH se encarga el PHS. Una serie de claves únicas y diferenciadas, defnidas en nuestro ADN, que nos muestran aquellas condiciones y circunstancias más adecuadas para la nutrición de nuestro cuerpo, tanto a nivel físico como relacional y ambiental.
Los que logran llegar a este punto viven en la Epifanía de las activaciones corporales, dispuestos a utilizar su mente para comunicar su autoridad externa.
Poco a poco van tomando forma esas descripciones diversas que al principio nos parecían escritas en chino con las que el I Ching nos describía psicológicamente la bioquímica de los aminoácidos.
El cuerpo te puede decir cosas como :
“libérate de las obligaciones de la comunidad estando solo”
“reconoce desde tu soledad aquellas personas positivas que te ayuden a tener tiempo para tu descanso”
“la creatividad surge por si misma, tu mente no pone el tiempo”
“acepta aunque no haya recursos suficientes”
“muchas veces es mejor no actuar”
“encuentra tu lugar”
“tu instinto de supervivencia te adapta a las limitaciones”
“sacríficate sin ser condescendiente”
“si te sobran los recursos delega”
“libera tu víctima”
“distingue aquello que ha fracasado”
“se ejemplo coherente”
“renuncia a la mediocridad de lo homogéneo en pos de la belleza y la exquisitez que encarnas”
“permite que se beneficien de ti”
“dirige a los demás a su bienestar material”
“manifiesta tu liderazgo”
“ ser coherente desde el honor y la lealtad”
“la transparencia posibilita mejores relaciones”
“ distribuye el poder con justicia”
“se franco para simplificar”
“ajústate al dinamismo de tus emociones desde tu tipo”,
“no cuentes mucho tus intenciones”,
“si es necesario apóyate en especialistas”,
“conviértete en un referente expresándote desinteresadamente”.
“fomenta la frescura de tu originalidad”
“persigue apasionadamente lo que te gusta”
“lidera para dar dirección”
“equilibrar tus necesidades con las de los demás”
“asumir la fuerza del deseo”
“equilibrar el apego emocional y el beneficio de la comunidad”
La sabiduría está en sentir la jerarquía que organice todo esto, aunque
es la vida la que siempre lo termina organizándolo.
©Alf Gauna, 2022
Alf Gauna 