Notas algebraicas
invaden susurrando
mi piel.
Afirman lo oculto.
Confirman lo evitado.
Año tras año
el niño herido
vela inconsciente
la mecánica del deseo.
La lucha grasienta
que corroe y aprisiona
sus genitales
para sublimar.
La distancia y el
conocimiento
catedrático
confunde las
hormonas de
la melodía de seducción.
Arrogante y vanidoso
el liderazgo se enfría
en distantes egos.
La complejidad agrieta
la simplicidad de la erótica.
Una simple caricia,
el eterno instante de un beso
se desaguan en un agujero negro
de infinitas estrategias futuras.
El ahora se diluye en la frustración
del ayer y en la agonía esperanzadora
del mañana.
La música templa los falsos
sueños bioquímicos.
La horda bolchevique de
serotoninas, dopaminas
y oxitocinas se ahogan
en el vertedero solitario
eyaculador
sin rumbo,
ni pasión.
La homeostasis definitiva
del biólogo terrestre.
La muerte del
solitario viajero kósmico.
Fusión de quarks y neutrinos
en el vacío del espacio,
en la nada del tiempo.
La erótica final del tánatos.
©Alf Gauna, 2022