No, no hay tiempo
para el amor.
El amor necesita espacio.
En mentes ocupadas
sólo hay movimiento,
velocidad,
espacio / tiempo.
Pulsión
por conseguir,
por olvidar,
por proyectar.
Infinitivos
estratégicos.
La falta de palabras
nos enferma.
Enfermar es olvidar
nuestra existencia,
la muerte de nuestro
amor propio.
Ser en el eterno
instante del ahora
resquebraja la
gravedad einsteniana.
Allí donde la metafísica
del amor se encarna
en física,
allí donde habita
el monopolo
de la atracción infinita.
©Alf Gauna, 2022