Deja-me que te ame.
No pido nada a cambio.
Es puro egoísmo.
Necesito sentir-te.
Experimentar-te.
Para sentir-me.
Antes no podía.
Los “otros” no me dejaban.
Un río de endorfinas
inundan mi cuerpo
en un variopinto arcoíris
de pasiones y
de frustraciones.
La bioquímica
no tiene moral,
fluye en una dimensión
más allá del bien y del mal,
la única dimensión.
Nada importa ya,
la morfina reconstruye
mi creatividad
en nexos inconexos
de adverbios
que adjetivan
el sustantivo
perdido de la amada.
Construyo
peldaño a peldaño
una escalera
hasta las estrellas.
Quiero alcanzarlas.
Retozar con ellas.
Sentir la libertad
de adorar-te
eternamente.
Sentir en mi
la adoración por ti.
Un puro acto de
narcisismo kósmico.
© Alf Gauna, 2020