Somos corazones solitarios,
cabalgando esta yegua salvaje
e indómita que es la vida.
Soñamos con éxitos inmaduros
que endurecen nuestro corazón,
momento a momento.
La vida es el oxigeno del amor,
un bálsamo redentor
para las células cancerígenas
del condicionamiento y del linaje.
El bello instante del ahora
colorea el sabor de un beso.
Aire puro que destruye
las murallas del corazón.
Pero el miedo y la ansiedad
levantan un muro que nos impide
sentir los latidos del corazón.
Aunque gracias al dios Jobs,
el applewatch cuenta por nosotros.
Yo, insisto cada noche, cada instante,
y te sigo enviando besos virtuales,
pues el diablo “covid” no quiere
que nos toquemos.
¿Sabes?
Existe un mar infinito,
un vórtice de conexión infinita,
que expande nuestro corazón,
y que, como diapasón kósmico,
destruye, desde dentro,
esa muralla que impide
vivir,
sentir,
amar.
¿Los sientes?
Son sólo, para ti.
©Alf Gauna, 2020
Ana el etérico no tiene personalización , ¿tu sientes que es para ti? Eso es lo que importa
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