Elegante y pizpireta,
caminas con valentía
hacía
la incertidumbre
de un cuerpo
nuevo.
La familia siempre
quiere sangre,
quiere carne,
para curar sus heridas.
El universo
te agradece,
con pasión,
esa mágica consciencia
con que
transitas este proceso.
Todos somos
Cristos crucificados,
acuchillados en
el costado del linaje,
por ese romano
que es nuestra experiencia
de vida.
Aunque la hiel
de la mutación
brota a borbotones,
Lourdes, la materia Yin
del universo,
cicatriza, con
sus besos
de quarks,
tu herida.
El cirujano plástico
del amor reconstruye
con pasión esa forma
que te acompañará
en tu florecer
de tu nueva vida.
No, no tengas miedo,
la belleza de tu existencia,
es el verdadero
demiurgo que da forma
a tu cuerpo.
Ya nadie preguntará
quien eras,
pues se
deslumbrarán
con el glamour
de quién SOS.
Yo,
simplemente,
te espero,
a ritmo
del tic
y
del tac
de mi
corazón abierto.
©Alf Gauna, 2020