Lo siento Olivia,
por la noche,
no salgo,
me dedico
a jugar,
al veo
veo,
con las
almas
perdidas.
Hago
de jardinero
de la muerte
y las agrupo
en ramilletes
de colores.
Mi mente,
descolocada
por el frío
de la nada,
le cuesta distinguir
entre vírgenes o dioses,
ángeles o demonios,
aliens o fantasmas.
La sabiduría de mi cuerpo
transciende lo cultural
y ,en el juego
de la disonancia-resonancia,
apercibe
la física del encuentro.
Nadie hay
en ellos,
sólo motas de
humo
del recuerdo
encarnado.
Soplo y el vaho
de mi boca
diluye la memoria
de lo vivido.
En paz,
abandonan
el purgatorio
de la volición
hacía el limbo
demoniaco-celestial
del vacío infinito
de la eterna
noche de Brahma.
Yo
amanezco,
aún febril,
en la mañana
del sábado,
inconsciente
del trabajo
bien hecho
Alea Jacta Est.
©Alf Gauna, 2022