Contemplo
en soledad
la infinita marea
lunar.
Las asquerosas gaviotas,
con sus estúpidas bocas,
joden con su presencia
y sus esquizofrénicos
graznidos la
belleza incólume
del mar.
Sí, siempre hay algo
que rompe la armonía
de la simple contemplación.
Una supuesta
poetización
de paz y equilibrio
muta
al cromagnon salvaje
que asaría y comería
a esos pajarracos
de mierda.
Me pregunto,
si la poesía tiene
que ser hermosa.
Hay que loar
o despotricar?
Yo quería sentir
la inmensidad del
mar.
Las gaviotas
comer.
A lo lejos
los turistas
con sus iphones
amenazan
mi creatividad.
No hay otra,
“mutis por el foro”.
A la cueva y
que mi avatar,
en el Metaverso
de Zuckerberg,
cace gaviotas
y, why not,
turistas.
©Alf Gauna, 2022