Destruyendo el deseo

Siempre hay alguien

que detesta la esencia

natural del deseo.

No soportan que fluya

la atracción entre dos

personas.


Si, yo no deseo.

Nadie desea.


Mentes condicionadas

a los que castraron

el cuerpo porque

eran pasionales,

posesivos,

muy posesivos.

Y la biografía trae

esas experiencias

para despertar

lo dormido.


Víctimas infantiles

de abuso

o de falta de cariño

que, heridas,

no aceptan

la esencia natural

de lo que sienten.


La mente inventa

lógicas,

valores supremos,

amores metafísicos,

para intentar

evitar lo inevitable

de la vida,

para huir

del pecado

de la carne.


Pero

¿sabéis?


Somos carne

y la carne

desea

más carne.


Lamer la carne,

antes que se pulverice

en átomos kósmicos

y vuelen a la nada

insensible

insonora

insípida

insufriblemente

neutra.


Mi cuerpo

es deseo

y quiere

morder

la vida,

el amor

hecho carne.

©Alf Gauna, 2022

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