Estoy escuchando música.
Casi siempre, cuando despierto, automáticamente, me viene un título y una temática. Esta noche los “egregors” estaban traviesos. Tengo que distinguir entre si son entes , cristales de conciencia aleatorios descarnados en busca de dirección, o la densidad del campo morfogenético activada por gentes “encoñadas” conmigo. También está el subcampo de clientes , pero estos habitan en el globo violeta de protección y de sanación 24/7 que construyó especialmente para ellos. Ya, por último, los temas propios, personales y transpersonales que con la madurez se diluyen, quedando una especie de Buda en un cuerpo de Zorba el Griego. Muy a lo de Osho.
Gestiono todo a través de Clave Genética (CG) 19. La sensibilidad interdimensional. Este talento lo aportó en “petit comité” para revolucionar con pasión y prosperar desde la generosidad de darme totalmente, una vez cubiertas mis necesidades básicas que ,cada vez son menos.
En paralelo , el proceso creativo lleva su ritmo independiente, pues pertenece al triángulo de la involución. Es como la Gracia Kósmica que apoya la prosperidad aportando armonía.
Mi vida es un torbellino de creatividad. El kosmos habla a través de mi. Una mecánica que Andre Bretón entendió muy bien cuando afirmaba que el surrealismo era un movimiento revolucionario. Una vida dadaista de negación para romper patrones obsoletos y converger al renacimiento de una nueva síntesis.
Sin título ni temática mis dedos fluyen tecleando en la aceptación de ser canal de la fuente espacio-temporal que nos conecta.
Una argentina , como no, hace muchos años, me hizo consciente de algo que me robaron en mi infancia. Echó unas piedrecitas y me soltó ( ché, viste) : “alguien te robo la llave de tu masculinidad”.
Desde entonces se abrió un camino de empoderamiento para destruir la sombra de mi debilidad, mi CG 37. Escondido en una maraña de heridas cinceladas kósmicamente en mi adn , la biografía de la vida activa las serendipias y las sincronías para revolucionar la víctima (CG55), liberarla (CG55) y dirigirla a la expresión orgánica de su propósito de manera próspera y armónica.
Así renace ese Zorba danzarín y apasionado capaz de encarnar a esa cognición búdica cuatro veces receptiva.
Oráculo más allá del bien y del mal.
Que a unos confunden,
a otros apasionan,
otros detestan,
pero que nunca o ,
casi nunca,
pasa indiferente.
©Alf Gauna, 2022