Los surcos de tu piel
se me hacen infinitos.
Ese viaje a ninguna parte
donde nadie te espera.
Fundirme en el eterno
espacio de tu placer.
Tus carrillos sonrosados,
la boca entreabierta,
susurros cómplices,
son el motor
de curvatura
para alcanzar
el hiperespacio
de nuestro destino.
La cocina de fusión
de un nosotros
sin forma.
Besos,
caricias,
orgasmos
ausentes
de egos.
Mutan las palabras
en dodecafonismos
incoloros.
Cenizas de sublimes
senderos
donde,
una simple
caricia,
es la alquimia
medieval
que transmuta
lo barroco
de nuestra pasiones
en el renacimiento
metamodernista
de nuestro amor
post-turquesa.
2 seres siendo
en el presente
continuo
del ahora,
allí donde el pasado
nunca existió
y el futuro,
ya,
no,
no es necesario.
©Alf Gauna, 2022