Hoy hace 30 años
murió mi madre.
Un año después
que mi padre.
Yo tenía 30 años.
He vivido un retorno
de Saturno huérfano.
Múltiples desafíos
que sin el condicionamiento
directo fraternal
se relativizan.
La soledad agudiza
el ingenio para poner
a la gente en su sitio.
La familia genética
se diluye,
se intercambia
por el fractal
de conciencia.
La estrella de la muerte
limpia el polvo
transgeneracional
como “conga”
kósmica.
Y en el nombre
del padre,
del hijo
y del espíritu santo,
dios se hace mujer.
Y la milonga
yang
fenece bajo
los fuegos artificiales
yin.
Obtuso juego
vírico
de crípticas
transcripciones
del ARN
mensajero
de los dioses.
©Alf Gauna, 2022