En una cena, si sabes de astronomía, incluso de astrología ¡y ya no te digo si sabes de Física Cuántica! te conviertes en el “puto amo”. Eres el centro del universo, al estilo ptolemaico. Yo, en esos casos, me dejo llevar, pero me doy cuenta que la mayoría me ven como un fabulista. Pocos son conscientes de la conexión entre lo que pasa en el espacio lejano y nosotros, aquí, en este maravilloso rincón del universo llamado Gaia.
A los postres, cuando ya todos están borrachos, es el momento de la física cuántica. Es entonces cuando pasamos de la fábula a la ciencia ficción. El alcohol ayuda a no entender lo que nadie entiende, lo cual es magnífico, ya que todo dios aporta lo que le sale de los cojones siguiendo el criterio de moda, que dice que el observador interfiere la observación creando su propia realidad.
En este blog puedo compartir lo que voy descubriendo, lo hago poco a poco. Pescando pequeñas perlas se puede engarzar un hermoso collar. Realmente, no deja de ser como el método científico: voy tomando datos para comprobar realmente si estamos conectados al universo y si realmente este influye en nuestra vida o no.
Lisa Randall , es una física teórica de mi quinta. Resonamos tanto en la edad como en que ambos somos físicos de formación. Comenzamos por un mismo lugar y ambos seguimos dos caminos diferentes. Ella el de la luz y yo, el de la oscuridad.
Y parece que el camino nos lleva al mismo sitio. Unos siguen la luz, o aquello que nos dicen que es la luz; y otros van por el lado oscuro, o aquello que dicen que es el lado oscuro.
La dificultad es la misma: o luchas desde dentro del sistema o desde fuera del mismo. Es una antigua técnica anarquista.
Lisa, en su último libro sobre la materia oscura y los dinosaurios, establece una conexión entre el movimiento de nuestro sistema solar en la Vía láctea y la desaparición de los dinosaurios en la tierra, hace 60 millones de años. Esa conexión, para más chulería, (en el mundo científico esto es una chulería) sucedió a través de la interacción gravitatoria de la materia oscura existente en nuestra galaxia y su acción en el cinturón de asteroides de nuestro sistema solar. En dos palabras: los dinosaurios desaparecieron por el impacto de un meteorito que la materia oscura había sacado de su órbita del cinturón de asteroides.
Lisa nos dice:
“Me satisface entender de cuántas maneras notables están conectadas las piezas del universo. La gran lección, a nivel más fundamental, es que la física de partículas elementales, la física del cosmos y la biología de la propia vida está conectadas, y no en un sentido “new age”, sino de maneras notables que vale la pena entender.”
Carlo Rovelli, italiano, es otro físico teórico y un gran divulgador que se mueve por el otro extremo del Uróboros. Es gente decente que se mueve con dignidad siguiendo el camino correcto de la ortodoxia científica.
Fundiendo la teoría de la relatividad y la física cuántica, llegamos a las puertas del “ring pass not” de Ra Uru Hu (que se mueve según evolucionamos) y nos dice bellamente:
“Pero ¿qué relevancia puede tener el modo en el que se disponen los átomos, en un mundo donde no hay más que átomos?
Si los átomos son, también, un alfabeto, ¿quién puede leer las frases escritas con él?
La respuesta es sutil: el modo en que los átomos se disponen puede correlacionarse con la manera en la que se disponen otros átomos. Por lo tanto, un conjunto de átomos puede obtener información, en el sentido técnico, de otro conjunto de átomos.”
Esto, en el mundo físico, ocurre constantemente y en todo lugar: la luz que hiere nuestros ojos lleva información sobre los objetos de los que proviene; el color del mar tiene información sobre el color del cielo que hay sobre él; una célula posee información sobre el virus que le ha atacado; un nuevo ser vivo contiene información que le correlaciona con sus progenitores y su especie; y tú, lector de estas líneas, recibes información sobre lo que yo pienso mientras escribo, es decir, sobre lo que ocurre en mi cerebro en el momento que redacto estas líneas. Lo que sucede en los átomos de tú cerebro no es, por lo tanto, un proceso completamente independiente de lo que ocurre en los átomos del mío.
El mundo no es, pues, sólo una red de átomos que chocan: también es una red de correlaciones entre sistemas de átomos, una red de información que fluye recíprocamente entre sistemas físicos.
El famoso neutrino, del que tanto se habla en Diseño Humano, trabaja como transmisor de la información del universo entre los distintos sistemas físicos que lo componen. Por ejemplo, entre las galaxias y nuestra galaxia; entre el Sol y tú; entre tú mismo y la Luna; entre nuestras propias diversas moléculas de ADN, etc. Realmente el neutrino nos lleva más allá del átomo, más allá del tiempo, hasta la frontera del espacio cuántico, en la dimensión de la pre-yuxtaposición.
En mi blog encontrareis, en forma de artículos, unas cuantas perlas para aquellos de vosotros a los que se os hinchan las narices cuando os tratan como tontos por decir que “la Luna me ha tocado las pelotas esta noche” o que con Mercurio retrogrado, lo mejor es ir “dess-pa-ssito”…
© Alf Gauna, 2017