Estamos viviendo tiempos turbulentos.
El fin de una civilización basada en el progreso técnico como motor para el mantenimiento del estado de bienestar.
El final de 4 siglos donde la razón estratégica dominaba sobre la intuición receptiva.
No, no es cuestión de género. De un cerebro femenino o masculino, visión científica que nos acompaña desde el siglo XVII. Como bien dice Gina Rippon, catedrática honoraria de neuroimagen cognitiva, estereotipar por género el cerebro ha servido para que la mujer sea la víctima del sistema patriarcal e impedir su acceso al progreso social y, en consecuencia a la igualdad de oportunidades.
El cerebro simplemente es. Tiene áreas donde se gestionan unas capacidades u otras. A la hora de describir esas áreas, unas tareas se concentran en el lado izquierdo y otras en el derecho. La evolución experimenta, con el juego basado en la prueba y el error, con estas áreas de cognición para optimizar un futuro cerebro universal. La Noosfera camino del punto Omega.
La conquista de Gaia, la adaptación funcional a un entorno, desarrolló cualidades estratégicas que se localizaban en la parte izquierda del cerebro y todo lo que significaba receptividad se dejaba de lado por su incapacidad para focalizarse y para centrarse a la hora de conseguir objetivos.
La Modernidad, la ciencia y su teología de la razón llevo esto al limite, al fomentar de manera exclusiva el desarrollo de las habilidades izquierdas dejando las derechas como excusa para estigmatizar a la mujer o a “maricones” poco válidos que solo podían triunfar a través del arte.
La visión del Diseño Humano a través de su elemento cognitivo denominado variable es indiscutiblemente científica y trae, además, un soplo de aire fresco y de transcendencia individual para esta Nueva Edad Media que estamos comenzando a vivir. Una edad de fragmentación, fanatismo, radicalismo e irracionalidad producto de las desigualdades de género, de raza, sociales o económicas.
La variable es una ciencia independiente del DH superficial que transciende el sexo y el género. Es la esencia del programa evolutivo más allá de la forma. Con una simple combinación del sentido de unas flechitas se define como tu cognición se expresa de manera optima en la vida de la forma.
Eres una combinación de habilidades y cualidades izquierdas o derechas, estratégicas o receptivas, activas o pasivas que busca el entorno más adecuado para desarrollar su experiencia vital. Entorno, tanto de lugares como de personas, que también con la ayuda del DH serás capaz de identificar.
Las beguinas eran las amazonas de la edad media. Pequeñas comunas de mujeres seglares al margen de la iglesia que luchaban por el desarrollo social de las mujeres. Un referente feminista medieval que podía ser un ejemplo para la mujer actual.
Su desarrollo dio lugar también a comunidades de begardos como referente masculino medieval,
En esta nueva edad media donde las individualidades serán el ancla de nuestra supervivencia y donde progresivamente el rol sexual superficial se irá atenuando se abre la posibilidad fractal, asociada a esa transcendencia de género que nos habla la evolución cognitiva, de desarrollar pequeñas comunas donde beguinas y begardos convivan en función de su resonancia cognitiva.
Ser de los privilegiados que identifiquen su arquetipo cognitivo y su familia fractalica puede ser un camino de supervivencia en esta Nueva Edad Media.
¿Te animas?
©Alf Gauna, 2020