Sí,
al final siempre
es la misma
vieja historia.
Nacidos para florecer
o nos marchitamos
en los patrones
y en las heridas
del pasado
o nos ahogamos
en un tsunami
de esperanzas
futuras.
La sombra
del linaje
genético
nos persigue
como el
Comecocos
de Atari.
Ya sea por un
Yang narcisista
ya sea por un
Yin Manipulador,
fruto estratégico
de
“La Conquista del Oeste”,
al final,
casi siempre,
nuestra conductas
heredadas
acaban
jodiéndonos.
A veces,
unos pocos,
en un atisbo
de aire fresco,
logran
vislumbrar
la esperanza
de liberarse y
crear
una fractal
de consciencia
que transcienda
la genética
y co-crear
una supernova
de cognición
y de amor.
Algunos lo
intentan,
pero casi siempre
esa Same Old Story
gana la partida
y sólo nos queda
la esotérica
esperanza
de un siguiente
nivel de encarnación.
Me anclo en mi
Testigo mudo,
para que mi cuerpo
emocional, transcienda
el sufrimiento
de acompañar
esos procesos
que la vida
tiene a bien
traer y
esperar,
simplemente
esperar
y esperar
con paciente
amor,
que la serendipia
kósmica
me haga
el regalo
del nacimiento
de un nuevo
fractal
diferenciado.
©Alf Gauna, 2020