En 1987 el género se diluyó al emerger nuestro ser kósmico ante la posibilidad de transcender nuestro ser biológico estratégicamente condicionado.
Mujeres poderosas escondidas bajo el burka patriarcal de la hembra débil u hombres sensibles ocultos tras el velo del machote Alfa, a lo tiburón de Wall Street, dudan de “salir del armario” para vivir según su verdadera matriz energética.
Que si cerebros femeninos , que si cerebros masculinos. Todas esas gaitas de estudios científicos que encuentran lo que quieren encontrar. Ciencia al servicio de think tanks económicos, políticos, filosóficos o religiosos. Desde un divino Big Bang a una IA que dirige nuestras vidas.
La lucha desde los colectivos a modo de Lobbys Gays, feministas, LGTB o LGTBQIA suele venir acompañada siempre desde el lógico resentimiento de las heridas sufridas, pero a mi gusto no orientan según los distintos niveles de conciencia de sus integrantes.
Todo esta mutando, y uno de los aspectos que más lo esta haciendo es la sexualidad. Nuestros jóvenes, menos condicionados con el imperativo genético, logran avanzar con valentía en el tema de encontrar una coherencia en la expresión de su sexualidad más allá del condicionamiento del género impuesto por el pasado estratégico y patriarcal.
La sexualidad fluye con la experiencia. Es la experiencia la que define los roles sexuales que queremos interpretar. Son las matrices energéticas de las personas que se relacionan las que definen los arquetipos Yin o Yang a expresar.
El kosmos en un juego Yin-Yin, Yin-Yang, Yang-Yin, Yang-Yang se encarnan en una biología terrestre donde es el entorno y las relaciones quiénes definen los roles a expresar. Roles que nada tienen que ver con lo masculino ni lo femenino, distorsión evolutiva del imperativo genético y de la conquista estratégica de Gaia. Tiene que ver con la expresión sensible de las combinaciones cognitivas de lo receptivo y de lo estratégico y de su potenciación en las mecánicas energéticas expresadas en nuestra matriz superficial.
Lo femenino o lo masculino ha muerto a las etiquetas patriarcales para definirse a través de nuestra individual diferencia kósmica en la relación a través de la experiencia con los otros.
Una combinación receptiva y/o estratégica que se expresa en el orgasmo de la experiencia con el otro a corazón abierto.
En mi camino receptivo de eterno aprendiz me dejo llevar por la consciencia de mi hija y expreso, desde mi ser, lo que sus jóvenes ojos encuentran en el alma de los Z con los que se relaciona….la vanguardia de la evolución.
©Alf Gauna, 2020
«Lo femenino o lo masculino ha muerto» dices en tu artículo; también está muriendo las relaciones sexuales y por tanto la procreación. Ya lo dijo Ra en el año 2000 en su gira de «cursos grises»: cada vez los humanos tendrán menos relaciones sexuales. También dijo: en 2050 la población mundial se habrá reducido a la mitad. Ra acierta mucho, pero mucho mucho…..
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