La soledad acecha.
Víctima de la consciencia,
los límites del yo
se difuminan.
En un kosmos infinito,
eternamente atemporal,
muto y emerjo en
la finitud temporal
del presente continuo
del ahora.
Es un bastardo experimento de vida,
donde un absurdo juego de yoes
buscan nada que encontrar.
Un mareante tio vivo
de “daseines” solitarios
girando y girando,
como locos girasoles,
al son cubano
de un adn otoñal.
Vetustos,
los corazones nadan
en uno denso y empalagoso
amor esquizofrénico.
Huyo conscientemente
de la consciencia
que apercibe cada dolor
en cada instante de pasados caducos,
en cada instante de esperanzas futuras,
en cada instante de un presente
que muere
en cada instante.
El placer es un impasse
de silencio
en la serie causal
de la biología del
dolor de existir.
Una nebulosa
de soledad,
con su aroma
de seducción kósmica,
invade mi elain vital,
como consciencia
maldita
de madura
senectud.
Musitando neutrinos
dextrogiros,
eyaculo,
al astral morfogenético,
la melodía dolorida
de mi forma
diferenciada
aceptando
la nada
de la verdad
que no existe.
La trilogía maldita:
Verdad, Bondad y Belleza,
se diluye en la erótica estética
de tu ética aúrica,
ese alquimia mágica
con que la herejía kósmica
destrona a los molinos de viento
de mi mente.
A lo lejos,
voluptuosa,
la sensualidad
de tu forma
despierta en mi
esa breve esperanza
de seguir sintiendo.
Tic
tac,
tic
y , quizá,
un atemporal
taaaaaac…
©Alf Gauna, 2020