Sé que no le gusto.
Sí, en el sentido adolescente.
Pero tengo que continuar.
Es la maldición que
esa chica de Lourdes
me echó hace muchos,
muchos, años.
Quizá,
demasiados.
A “mi me conmigo”
le gustaría pasar de ella.
Pero, por lo visto,
tengo que continuar.
Un sacrificio triplemente
cincelado por el kosmos
en mi arn biológico.
Es curioso,
aunque a mi mente
le constriñe,
a mi cuerpo le muta.
Contemplo,
por si fuera mi ego.
Pero,
no.
Hay algo que no falla,
la vida, decide.
Si está ahí,
es que la cosa continúa.
Si no,
no estaría.
Es sencillo para el cuerpo.
Por mucho que le joda a la mente.
Fluir con paciencia es
la mecánica de mi cuerpo.
Quizá mis emociones estallen
pero, la vida no cambia por eso.
Si estás, no me queda otra,
estoy.
No hay más.
La vida decide
lo que duran
las experiencias.
Todas las experiencias.
Sólo la mente
intenta
compartimentarlas.
La vida
ni mide
ni clasifica
sólo,
experimenta.
©Alf Gauna, 2020