Sí, todo está tranquilo.
¿O no?
No sé.
No sé, nada.
Sí, he puesto acento en “sé”
La mente,
es un murmullo lejano.
Una nube de
voces inconexas.
No hay orden temporal.
El cuerpo,
siente, ahora.
No hay mañana.
ES, ahora,
No hay yo.
Hay, sintiente en el instante.
Los dedos ejecutan
códigos binarios
que transducen
la bioquímica del ahora.
Un marea de “nadas”
y “algos”, signos
sin significantes,
ni significados.
La muerte de la
semántica del yo.
El Yo muere
al alzeheimer
del ayer
y a la premonición
del mañana.
No hay otro.
No hay división.
Universo
colapsando
en un conglomerado
celular sintiente
en el ahora.
Una sintiencia
objetiva
kósmica
de la nada
coemergiendo
en un mosaico
de perspectivas,
de signos
en busca
del arca pérdida
de la utópica
semántica
universal.
Un eterno Tánatos
devorando,
en un ágape de “ceros” y “unos”,
el sueño
apocalíptico del eros.
©Alf Gauna, 2020