Hoy no escribo poesía.
En el momento que escucho música mis dedos se mueven en el teclado sin rumbo fijo.
Ya veis, han sido tajantes, nada de poesía. No me preguntes por qué, yo hace mucho que no lo hago.
Las temáticas revolotean alrededor de mi cuerpo sin consolidarse en un texto definitivo.
Definitivamente nada externo mueve la posible emergencia de lo que el instante requiera.
El secreto no es luchar ni con la confusión ni con la duda ni con la inspiración. Todas son argucias mentales del ego.
No, no hay musas. Ese paradigma también está muerto.
No, tampoco es canalización. Otro tópico para que la gente entienda que la mente se puede “sorpasar”.
No, no es fusión con el éter. Ese implica separación. Violencia. Aceptar el no-dos.
Acontece la decodificación corporal del hecho. Sucede. El texto se construye a partir de bits físicos que pertenecen al background kósmico, se deconstruye a partir de bits bioquímicos del background corporal y se retransmiten e imprimen, en las múltiples perspectivas akashicas, como bytes emergentes para el futuro background noosférico.
No importa el ahora, pues muere ahora. Lo fractal es atemporal. El tiempo es una noria que acontece muerta como un sueño en el dos y en el tres.
El no-dos sólo puede escribir poesía, pues sólo decodifica el jazz de la física y la melodía bioquímica de la biología.
La física del no-dos hecha carne que habla de lo que acontece en este instante del ahora que murió antes y ya no sueña con después.
Poesía y música, el lenguaje secreto del kosmos interpretado por la carne de nuestro cuerpo.
©Alf Gauna, 2021