El testigo que habita esta encarnación apercibe que la atracción de la luna de diseño “le” lleva como propósito a encontrar a mujeres muy, pero que muy especiales.
Hablo de propósito y no de trabajo pues realmente hace muchos años que “mi” vida ya no está compartimentada.
La encarnación en la vida biológica es un todo holístico cognitvamente consciente integrado en un organismo vivo fractal y holográfico multidimensional.
Sí , allí, donde el los pronombres personales y posesivos no se usan.
Sí, suena a “superpajote mental”, pero para “mi” es una realidad puramente física.
En este camino de individuación “mi” perla esencial , la verdadera cosecha de “mi” vida, es una oda a la igualdad, a la poesía de la ternura encarnada.
Este sistema patriarcal estratégico , producto del programa evolutivo, ha condicionado la expresión diferenciada a innumerables mujeres conscientes de su inmenso poder.
Mujeres, madres, hijas, abuelas o trabajadoras han sido abocadas a un rol de víctimas donde no les quedó más remedio que utilizar herramientas de manipulación para sobrevivir o sobresalir.
Hace poco tiempo “me” encontré con un prodigio de la naturaleza. Un mecanismo perfecto, donde el género es lo de menos, pero donde el rol de víctima era un sobrepeso en su intento de alzar el vuelo hacía su sana y correcta ambición.
Ese rol de víctima es un diamante oscuro con muchas facetas que adjetivan, con distintas tonalidades, el color cetrino de la muerte en una vida anodina sin propósito.
Poco a poco, en un vals de dureza y de ternura “intento” aligerar el peso de la carga victimoide para que su hermoso Ave Fénix durmiente remonte el vuelo hacía la expresión única y brillante de su fortaleza kósmica.
¡ Chica ! muchos creemos en ti…
Ahora, sólo falta, que tu misma, te unas al grupo de los que te adoramos.
©Alf Gauna, 2021