No, no la encuentro

O Quizá,

es que

no exista.


Quizá sea

la vanidad

del ego

de buscar.


Aunque,

no,

siento

que no.


Eso,

lo de las energías,

para mi,

ya está caduco.


Sí,

lo etérico,

lo aúrico,

está pasado

de moda.


Y

, ya,

no te digo,

lo átmico,

lo búdico

o

lo causal.


Muerto

lo monádico,

transcendido

el condicionamiento

mental.


Y,

cuando despiertas

del sueño psíquico

de lo sentimental.


Surge

la realidad

bioquímica

de lo emocional.


La lucha de

cortisoles,

dopaminas,

testosteronas

serotoninas,

adrenalinas

u

oxitocinas.


El kosmos

de la atracción

y de la repulsión,

del eros

y del tánatos,

de los quarks

y de los eléctrones,

del ágape y

del phobos,

encarnados en

la biología

molecular del

placer

y del dolor.


La dualidad

asesina

de la

pretenciosa

unívoca

felicidad.


Un juego

de aminoácidos

enloquecidos

en las sombras

chinescas

de abruptos

hexagramas

heridos.


Contemplo

esa densa

“vibra”

molecular

y siento

como

la presencia

del otro

la muta.


Caminos

kármicos

de sanación,

de aprendizaje,

de construcción

o de-construcción.


Anodinas encarnaciones

personales

de paso hacía futuras

expresiones dharmicas

de propósitos

impersonales kósmica

y azarosamente

coherentes.


Eyaculo

endorfinas

por mi piel

a modo

de sirena

en celo.

Olores,

sabores

y texturas

que te buscan

pero, que no,

que no

te encuentran.


©Alf Gauna, 2021

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