“Nuestras mentes son como la vejiga de un perro.
Los perros orinan sobre las cosas que les llaman la atención para dejar una marca y poder reclamar lo que imaginan que, en cierto modo, es suyo. Cuando algo nos interesa, pensamos en ello y lo colmamos con el aroma de nuestros pensamientos.
Cuando pensamos en cualquier problema, lo traemos a nuestro propio terreno, lo convertimos parte de nuestro mundo, sin ni siquiera darnos cuenta de lo que estamos haciendo.
Es muy difícil de conocer el arte de conocer sin imponernos sobre las cosas que vemos, oímos o leemos. No somos conscientes de que existen maneras secretas de permitir que nos penetren y nos transformen, en vez de ser siempre nosotros los que las cambiemos. No hay ninguna escuela o universidad que nos enseñe este arte esencial. Cultivarlo exige un largo y solitario aprendizaje, o simplemente unos pocos e intensos momentos de aguda honestidad y auténtico asco con unos mismo” Realidad, Peter Kingsley.
Sí, ya simplemente abro un libro y encuentro. Sin más.
Apolo encarnado en Parménides incubando en la cueva la quietud que despierta al “iatromantis”, la mágica mixtura de sanador y de profeta. Mensajero de lo abstracto convertido por la mente humana en el rey de la lógica.
La vida es un bondage de condicionamiento. Donde “los otros” orinan sobre nosotros para marcar el dominio de su territorio sobre el nuestro. Todo consiste en acorralarte, aislarte, someterte y lograr tu sumisión. El sadomasoquismo sistémico.
Despertad de la esclavitud consiste en identificar tu territorio interior y comenzar a expandirlo, sin miedo, sin heridas. No, el amor ya no sirve. Con tanta meada está desvirtuado.
El odio es creativo pues identifica quién no queremos que nos mee y resuena con aquellos que su meada nos enriquece, nuestro fractal. Elegimos una vida “KinKy”, atrevida y fetish, y abandonamos esa moral caduca y falsa, homogeneizada.
Sí, en estos tiempos el corazón abierto no significa, necesariamente ser “amorosos”, sino la plenitud sin heridas para poder luchar por nuestra diferencia. Sí, el tiempo se acaba. Se abre un nuevo ciclo kósmico, el pasado ya no construye el futuro, el futuro de hecho no existe, se ancla en un presente continuo de decisiones descondicionadas.
Necesitamos esa revolución interior para nuestro renacimiento. Punto.
El Joker es un gran arquetipo del que emana el odio creativo en una eterna carcajada kósmica.
No, no os confundáis. Ser psicopata es muy bueno. Sólo son esas palabras que los que controlan mean para que seamos sumisos.
La diferencia asusta al sistema. Y es apartada con la moral.
Sí, nuestra diferencia está más allá bien y del mal.
Dentro de ti hay un Joker sano, natural a tu esencia energética, que quiere despertar y es tu cuerpo el que a través de las crisis, llámalo cancer, llámalo depresión, llámalo hastío, intenta despertar tu mente condicionada para que le identifiques y pueda renacer, limpio de pis y de mierda, para mostrarlo prósperamente a esa gente que es nuestro verdadero fractal. Esa Komuna de Jokeres con mismos caminos.
Ese YO SOY KOSMICO que se encarna en la biología diferenciada del JOKER GÁYICO.
Libre…de orines ajenos.
©Alf Gauna, 2021