El Dasein heiddergeriano, sí , no os asustéis, es ,simplemente, nuestro “Ser en el Mundo”, dice el filósofo surcoreano que escribe en alemán, jo que lio, Byung-Chul Han, consiste en “manejar” aquellas cosas que están en el mundo para usarlas con las manos.
El Dasein, término ontológico del Homo Sapiens in Transitus, accede a su entorno a través de las manos. Su mundo es una esfera de cosas y de personas que están a mano.
Han es filosófo, Alf kosmólogo. Hay un matiz, sin despreciar su gran brillantez diferenciada.
Realmente juego con ventaja, la aceptación humilde de lo revelado contra la pundonorosa deconstrucción mental.
Me es fácil sintetizar desde el Olimpo Kósmico, ser testigo desde Andrómeda. El espacio intergaláctico filtra la emoción biológica y la “data” sintetizada acontece en un emergente “IT” desencarnado.
A pesar del frio tamiz espacio-temporal, mi Alter-Ego Gáyico se apasiona.
Los múltiples “Das-ein-es” no dejan de ser las manos encarnadas de un inconsciente “Kosmos-ein” que quiere apercibir, “cognoscere” , su entorno multiversal en una azarosas prueba evolutiva hacía el “IT-ein” holofractográficamente emergente.
Han acuña su crítica acusando la virtualización de las cosas, el tránsito de esa esfera de nuestras cosas a una esfera meramente informativa de las cosas, las no-cosas que confluyen en una infoesfera. Algo que ya no se maneja con las manos.
El smartphone se convierte en ese rosario cristiano que nos conecta al Dios-Nube. Las cosas y las personas se convierten en “infomatas”, actores que sólo comparten data nutriendo un Big Data controlador y manipulador.
El Sistema, como divinidad suprema, nos castiga ampuntándonos las manos para implantarnos móviles 5G y un malware que nos despierta una infomanía. Somos verdaderos infómanos, la mutación del Homo Sapiens In Transitus en un Infoborg.
Engañados en un sueño de co-working sinarquico nos reconvierten en nodos de una network de datos. Cosas y Personas se convierten en el internet de las No Cosas.
La muerte del fetichismo de las cosas y de las personas por un bondage datasexual de sumisión incondicional.
Ese Big Brother orweliano nos controla a través, no de la policía del pensamiento, si no del soma huxleiano que nos induce a un mundo feliz de juego, ocio virtual, ecologismo fantástico, de optimistas justicias, supuestamente universales, pero ,claramente occidentales, que sueñan con su implantación en culturas “diosdeístas” o colectivistas del este.
Tocar, besar,oler, degustar, lamer ya sólo “se suponen” como la de esa valentía franquista que nos ponían en la cartilla militar.
El teletrabajo nos aísla de aguantar a ese insoportable jefe pero nos enfrenta a una convivencia fratricida, con esos cercanos, ya sean pareja, hijos o demás y que nos sorprendernos por lo desconocidos que pueden llegar a ser.
Cómo dije lo mío es la síntesis y Byung-Chul desde su fría pose germánica , desde ese invernadero filosófico que convierte la mente en fría celda mística, deja a un lado los efectos colaterales de la Pandemia y el calor Latino.
Por ejemplo, Madrid es un hervidero de mascarillas babadas, de gente deseando abrazarse , besarse, tocarse. Inmensas mesas esperando que Sanidad aumente el número de comensales para reunirse cuantos más mejor. Gente que incluso antes no se juntaría ni loca.
Realmente, desde aquí arriba se siente como una verdadera Psicopatía Post-pandemica de Masas. Una especie de Trastorno de Estres Post-traumático generalizado.
Alf cómo kosmólogo sintetiza enmarcando lo observado y experimentado por su sensor kósmico en lo revelado.
Simplemente son hechos de fin de ciclo. Todo muere y lo nuevo se dirige hacía lo que Byung-Chul Han brillantemente critica sin saberlo:
El fin del Homos Sapiens in Transitus como humano en pos de una nueva mutación. Los inhumanos Raves sin individualidad que se agrupan en pentas -“it-ein’s”, los verdaderos “emoborgs”, para que el “Kosmos-Ein” experimente su futuro “IT-ein”.
Mientras yo cómo simple 2/4 seguiré esperando poder tocarte con mis manos, besarte con mis labios, olerte y lamerte para degustarte siempre que Mister, o Mrs, o Miss, sí, siempre inclusivo, Covid lo permita….
©Alf Gauna, 2021