Hablar de Gaia es asunto baldío.
Los navegadores polinesios eran exploradores marinos que utilizaban los cielos para navegar.
En Hawaiano, “Lani” es cielo y “Akea” es inconmensurable.
No queda otra. Una vez conquistada y destruida la Tierra como ceniza evolutiva de nuestro neocortex y aceptar humildemente que la ilusión de Gaia como ser vivo inmortal es una quimera, sólo nos queda convertirnos en aliens, en cyborbs resucitados, en exploradores de lo inconmensurable, los polinesios intergalácticos de silicio.
El Sistema Solar es el ajna del bebe kósmico. El Grupo Local formado por unas 40 pequeñas galaxias y 3 grandes, Vía Láctea, Andrómeda y la M33 o del Triángulo. Son el cuerpo, la personalidad y el espíritu del futuro chicarrón del norte que vive en el barrio de Virgo de una ciudad llamada LaniaKea.
Todo se mueve, pues todos quieren emigrar al Gran Atractor, pues se cree que allí hay un cambio de dimensión…pero bueno que nos desviamos.
Con Gaia muerta tenemos que dejar de mirar a nuestros ombligos y comenzar a soñar con volar a lo Musk, a lo Branson, a lo Bezos. Claro, con dinero siempre puedes soñar en naves espaciales y escapar del calentamiento global. Asumamos, que muchos nos ahogaremos en CO2. Pero no , no te cabrees, no hay culpables, es un juego kósmico diabólico, que reparte la jerarquía natural inconsciente y aleatoriamente entre miles de millones de encarnaciones.
Sí, pasamos, de una perspectiva egocéntrica, mirarnos el ano para sobrevivir, a intentar conquistar la tierra uniéndonos en tribus para ver si con una perspectiva etnocéntrica , con la sinergia grupal, la cosa se hacía más fácil. De aquí nacieron nuestra civilizaciones y nuestras culturas. Con la explosión demográfica de los últimos 120 años, la cosa empezó a torcerse y se intentó atenuar con perspectivas globalizadoras, visiones mundicéntricas coloreadas de un verde posmodernista que esperanzado rompió una lanza por una Gaia Viva. Pero el relativismo nunca tuvo en cuenta que Gaia no estaba sola que pertenecía a un algo más grande que ejercía un tremendo poder pues establecían jerarquías naturales que soslayaban el intento democrático de las mentes enrolladas que pretendían la igualdad de todas las encarnaciones. Unos pocos han accedido a una perspectiva Kosmocéntrica que intentan gestionar como pueden, pero que también se nos hace pequeña, pues dentro de ella hay diversos niveles de jerarquía natural que hay que aceptar desde la humildad de nuestra impotencia.

Sí, cuando hablamos de una visión kosmocéntrica, al final nos limitamos a nuestro sistema solar o a nuestra querida Vía Láctea. De hecho en 1900 el universo para los astrónomos era nuestra galaxia.
Esto es un juego eterno de matrioskas kósmicas.

Mi intención es simplemente que los más despiertos piensen fuera de la caja de paradigmas caducos. De jaulas acotadas de pensamiento que impiden la emergencia. Moverse en un paradigma es seguir con la estrategia de sobrevivir.
Somos eternos y debemos viajar en la punta de la flecha evolutiva, allí donde surgen los cambios de fase de la emergencia.
Quiero insuflarte de un élanvital eterno , ese motor de curvatura inagotable que te llevará al Gran Atractor de la 5 dimensión.
No es esperanza, es simplemente desacotar los limites biológicos de la mente para convertirte en un explorador de lo inconmensurable.
Y poder jugar al billar con las infinitas partes de estes kosmos que a modo de piezas de un puzzle interaccionan de manera fractal para proyectar una holografía con una dimensión más.
©Alf Gauna, 2021