Vanidad.
Arrogancia.
Deseo.
Desidia.
Codependencia.
Expectativas.
Victimismo.
Mediocridad.
Reactividad.
Compromisos.
Responsabilidad.
Pasado.
La sombra narcisista
del trauma esconde
la esencia del don
que colorea
mi perspectiva
personal.
La lealtad no
deja tiempo
para la infidelidad.
Una trabalenguas emocional
que destruye,
pasito a pasito,
la necesitada pasión
que motiva mi ser.
La piel que se rompe
por defender
a la madre
nunca cicatriza.
En ese eterno bucle
de roturas
el dolor no descansa.
Los sabios del Yo,
vendrán diciendo
tonterías volitivas,
a modo de lanzas
romanas.
Yo sin Yo,
absorto,
les miro
desde la cruz
del sacrificio.
La hiel de sus lanzas
emana amarillenta
de mi ano.
La anodina supuración
de la gilipollez del otro.
Un sublime vacío
existencial, a modo
de metadona estratégica,
aletarga la eternidad
de la absurda espera
receptiva.
El intimísimo
de los ahoras
navega hacía
la Isla Negra
de la soledad.
En un inefable
debugging
trasngeneracional
pre-big bang,
cuento ovejitas
para dormir
y , atenuar,
la desesperanzada
chachara
con que los muertos
vivientes
del ayer,
del hoy,
del mañana,
“me arrumacan”
las frías noches
en la morgue
de mi habitación.
©Alf Gauna, 2022