La vida musita
suave melodías.
Pequeñitas armonías
que resuenan
en mis células.
No, no hay nada
que escuchar.
Son como un beso
“adn-oico” cuyo sabor
se propaga
por todo el cuerpo.
Someras verdades
propiamente objetivas
que orientan
el sueño volitivo.
Un arcoíris
hormonal
que fluye
rítmicamente
al son de
la bachata
del placer
o del dolor.
Contemplo
cómo mi cuerpo
es abducido
por el tsunami
de mi verdad.
Un anonadado
neocortex
cuenta ovejitas
evitando
intervenir.
Una,
dos,
tres,
….
¿eran cuatro?
…
cinco
quizá seis
…
©Alf Gauna, 2022