Me levanto
y me siento.
No de sentarme
sino de sentirme.
El lenguaje es
absurdo.
En el
“uno a uno”
físico intento
hablar poco,
hasta que no se
establece la alianza
terapéutica.
El aura y la mirada
son el lenguaje esencial,
el
del cuerpo
y
el
del Ser Kósmico.
Lo que sale
por la boca
casi siempre
lo domina
las heridas,
las sombras,
el No Ser.
El “postureo”
de la mente
condicionada.
Cada vez me da
más pereza, aunque,
sé que,
como alienista,
debo escuchar
ese disco rallado
de tanta “coca”
homogeneizada.
La mente
alienada
por el entorno
aliena
nuestro ser,
rocambolesco
puzzle biológico.
Puro
epimorfismo
ambiental,
no ser
epigenético
de la
neuroplasticidad
grupal.
Parole
y más parole
lógicas
que destruyen
lo figurativo,
esencia
de la palabra.
Mi piel,
es la laringe
de mi ser.
Mis células,
el neocortex.
Si vibras,
mi plexo
percutirá
tu alma
componiendo
la melodía kósmica,
de ese,
TU ser
que, enmudecido
por el lenguaje del
grupo,
intenta liberarse
y respirar.
Amar existiendo,
libre de grilletes
terrestres,
coherente con su
esencia kósmica.
©Alf Gauna, 2022