Esbozo tu figura
a contraluz
del atardecer.
Unas velas rojas
matizan tus pechos
tuertos.
Delimito tu culo
con el pincel
de mi lengua.
La acuarela
de ocres
otoñales
respiran
aromas
de deseos
insatisfechos.
Palabras
sin sentido
confirman
la incoherencia
consciente
del inconsciente
bioquímico.
La temperatura
de tu píe
tiene miedo
a la mutación
de la emoción.
Una emergente
luna,
casi llena,
y un terriblemente
cercano
Jupiter
encienden
las sombras
nocturnas.
Me alejo
sin más
dejando pasar
otro capítulo
anodino
de sanaciones
transgeneracionales.
Suena una música,
me distraigo
con las líneas del
asfalto y
avanzo
a la siguiente
serendipia
acausal.
©Alf Gauna