Llorar pequeñas
lagrimitas kósmicas.
Pedacitos de cielo
que a modos de
estrella
encienden
la emoción de nuestro
corazón.
Aceptar la
vulnerabilidad
de nuestro cuerpo.
Reducir a escombros
la soberbia
virtual de la mente.
Sentir la humedad
en tus mejillas.
Permitir que el cuerpo
se destense siempre
sodomizado
por el que dirán.
Que hagan surco
en tu alma
para que despierte
el amor
a nuestra propia
existencia.
Que caigan al suelo
para que florezca tu Jardín
del Edén.
Esa fractal de alma
que te acompañe
hasta el fin de tus
gáyicos días.
Y, quizá, luego,
juntos,
flotéis en
un racimo de
conciencia
hasta la próxima
estación estelar.
©Alf Gauna, 2022
Llevo unos tres días llorando. A este paso es difícil que florezca el jardín por estar encharcado.
Sólo me queda llorar y el sentido del humor, grandes medicinas.
Una bella poesía que te agradezco que compartas pues me ha hecho sentir mejor.
Un abrazo.
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Al menos una poesía ha servido para algo…
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preciosa
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