Después del Kosmos
Vuelve la emoción.
Una caída
en vuelo
picado.
Neutrino
en descenso
libre.
Chopin
me posee.
Una bioquímica
me desborda
siempre
en pasos
inconclusos.
Mis dedos
necesitan
dos píanos
para lograr
tañer
todas mis
octavas
sintientes.
El testigo
andromediano
se confunde
ante la
amígdala
del deseo,
la pasión
y la frustración.
No.
No es lo mismo
un ocre otoño
inglés
que un rebelde
otoño
yanqui.
Aquí en la España
Sahariana
el absurdo
juego circadiano
rompe la melancolía
post-estival.
La montaña rusa
temperamental
quema la grasienta
memoria
a la luz del calor
del día
y del frio
de la noche.
La mecánica de
lo absurdo
enloquece la lógica
en pequeños escolios
que regurgito
como rumiante
apócrifo.
Lágrimas negras
colorean
el sonido
de un arcoiris
de incólumes
vómitos
kósmicos.
La papilla
deglutida
se vierte
en la Thermomix
del olvido
y de la soledad.
Observo.
Orino.
Defeco
Eyaculo.
Homoestásis
final
vibratoria.
Libertad biológica
de plenitud holística.
Respiro.
Existo.
©Alf Gauna, 2022