Nadie.
Nadie ya
escucha
los reclamos
de afecto
del alma.
Nadie.
Las cosas
del querer
han muerto
por las cosas
del conseguir.
La emoción
baila solitaria
detrás del
ego narcisista,
alexetimía
autista
de pasiones
olvidadas.
Siempre gana
el rencor
transgeneracional
salpimentado
de la locura
de género.
La raw emotion
transbiográfica,
transpersonal,
transgénero,
transgresora
es ensombrecida
por un
enjambre
de amores
homogeneizados
por la moral
de Disney,
de Darwin,
de Platón,
de Buda,
del Penta
del Wa.
Un paranoico
nosotros
humilla
la diferenciación
kósmica
encarnada.
La pureza
física,
química,
biológica,
enloquece
en psiques
virtuales,
metaversos
condicionados
por sumas
algebraicas
de no seres
incoherentes,
inconexos,
intranscendentes.
El flujo bioquímico
que la bioelectricidad
neuronal
muta en un ahora
de sensaciones conscientes
se distorsiona por el ensordecedor
grito basal de la necesidad
y del miedo de esos
locos movidos por destinos
homogeneizados impuestos.
Un beso,
una caricia,
el calor de nuestros
cuerpos fundiéndose,
desarbolan cualquier
loca psique.
La esperanza
del calor ajeno
yace latente
en un
“deja vu”
celular,
la metadona
onirica
en ausencia
del LSD
septasensual.
Ese
stanby mode
que espera
tu despertar
corporal.
Maybe,
amén.
©Alf Gauna, 2023